HACER MÁS EFICIENTE EL CIRCULO VIRTUOSO
por Bernardo Piazzardi. Consultor y profesor de la Maestría en Agronegocios de la Universidad Austral, Argentina.
Precedentemente ya hemos planteado las dos caras del crecimiento. El crecimiento para los próximos 5 años en la magnitud de superficies operadas por productores agropecuarios fue detectado a través del ENPA “Encuesta sobre necesidades del productor agropecuario argentino”. Este estudio lo realizó el Centro de Agronegocios con que cuenta la Universidad Austral en la ciudad de Rosario encuestando a mas de 500 productores de Stanta Fe Córdoba y Buenos Aires que operan mas de 700,000 has.. Se planteaba en dicha columna por un lado la cara feliz de este fenómeno: Más producción, más inversión, más eficiencia, más productividad, más trabajo, más innovación, más exportaciones, más ingreso de divisas, más ingresos al fisco y varios etcéteras más.
Pero al mismo tiempo dábamos cuenta, de otra consecuencia del fenómeno: la concentración de explotaciones de mayor superficie a futuro, lo que significa menos cantidad de productores. Esta es la cara triste del fenómeno.
En los hechos las mediciones históricas confirman esta tendencia. Para el caso de la Argentina en el año 1988 el Censo Nacional Agropecuario consignaba un total de 374.505 explotaciones agropecuarias (EAP), la medición del año 2002 reportó un total de 333,533, y para el último censo al sector agropecuario de la Argentina del año 2099, las EAP totalizaron 276,581. En el lapso de 20 años se registra una merma en la cantidad de unidades productivas agropecuarias del 34%.
Fenómeno global. Como muchas características de la producción agropecuaria, esta (su tendencia a consolidación y concentración) se repite en todos los principales países productores del planeta. No obstante que los Estados Unidos cuentan con claras políticas activas para intentar hacer frente a este fenómeno y morigerar sus consecuencias, el mismo se da de todos modos. En los últimos 5 años se registró la desaparición de 40,000 “farmers”. A esto se le agrega un fenómeno que puede también empezar a incidir en países de nuestra región y es el del cambio del uso de la tierra. Hay un creciente traspaso de superficie de uso exclusivamente agropecuario a destinos de vivienda y urbanizaciones. Esto último no solo trae aparejado tensiones en el precio de la tierra sino que “ayuda” a sacar de la actividad a mas productores. Concretamente de 2,064,700 operaciones agropecuarias o EAP con que cuentan los Estados Unidos , solo 960,000 tienen como principal actividad la producción agropecuaria.
Hagamos un hipotético caso testigo para entender como opera este fenómeno. Desde la campaña agrícola 2001-2002 en la Argentina se vienen sucediendo excelentes condiciones climáticas para casi todas las zonas y casi todos las actividades a excepción de la sequía de la campaña 2008 – 2009. Esa es la historia desde el lado de la cantidad (q). Desde el lado del precio (p) la realidad ha sido similar. Para casi todos los productos lo que se consideraba precio techo en el decenio 1990 – 2000, pasó a ser piso en el 2000 – 2010. Ambos factores “q” y “p “ han provocado en los productores mayores ingresos no solo que los esperados sino también que los obtenidos históricamente.
Al mismo tiempo se ha dado el efecto provocado por mejoramiento de los términos de intercambios (con menos productos agropecuarios se pueden comprar mas productos no agropecuarios). O dicho de otra forma el productor en los últimos 8 años ha generado mayor margen económico y en términos relativos otros costos de bienes y servicios son ahora mas baratos que en el pasado. Cada vez que culmina una campaña, una zafra, una cosecha o un año fiscal o calendario, todos estos factores que se están dando al mismo tiempo (q, p y mejores términos de intercambio) lo han estado poniendo al productor en un “agradable” dilema en los último ocho años, y ese es que destino le dará a sus excedentes económicos. Es lo que denominamos el círculo virtuoso.
Aquí entonces por un lado la explicación a la fuerte expectativa de crecimiento de las operaciones de los productores argentinos. A diferencia de otros sectores de la actividad económica los productores del país que sea no solo consideran a su actividad como una dedicación profesional, laboral o de negocios sino también como un modo de vida. De allí que la opción unánime ha sido destinar los excedentes económicos a producir mas comprando o arrendando mas tierra. De vuelta llegamos a la cara triste, por definición el factor de producción tierra es un bien escaso lo que genera además de efectos en el precio de ese bien, el impacto social del fenómeno: todos los años productores mas chicos que decidieron vender o arrendar su superficie tentados por precios históricamente buenos dejan la actividad.
Ampliar las opciones al círculo virtuoso parece ser una de las salidas. En otras palabras se puede crecer sin necesidad de seguir “acumulando” superficie ya sea arrendada o adquirida. Se puede crecer hasta en forma mas eficiente (involucrando menos capital) realizando inversiones en activos como tecnología y agregado de valor. Integrar cadenas en el mismo lugar de la producción primaria como ha hecho Brazil. En la cadena de la soja en Mato Grosso transforma proteína vegetal en animal. Esta es una forma eficiente de invertir los excedentes del “circulo virtuoso”.
Para el caso de los productores que dejan de ser productores por este efecto, es imperioso, como consignamos en la anterior columna, la capacitación integral de las personas que permitan su incorporación a actividades vinculadas a la producción primaria. Toda la gama de prestaciones de servicios vinculados a estas actividades es una inserción natural a los desplazados por el fenómeno descripto.
Al mismo tiempo se debe aprovechar que es un fenómeno global que afecta países como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia. Países como los de nuestra región deben impulsar soluciones conjuntas para este problema común capitalizando experiencia en este asunto de los países mencionados.
El Observador.